YO COMO PARA SER
¿Y Tú? ¿Por qué comes?
Reflexiona, en esencia… ¿Para qué comes?
En mi ejemplo:
Yo como para SER.
Yo como para estar presente.
Yo como para mantener viva la sensación de que existo…
Ahora, con algo de experiencia acumulada,
me resulta tan evidente:
No soy lo que como, yo como para SER…
¿Y tú? ¿Aún no te diste cuenta?
Duda cuanto quieras, eres libre.
Sin embargo te pasa igual,
también comes para ser,
comes para poder estar.
Igual que cada cual usa la boca a su manera,
cada persona tiene su particular forma de alimentarse y apreciar la comida.
Cuando escucho decir «somos lo que comemos» me ruborizo.
Aunque todos los caminos conduzcan a Roma
me siento cómodo valorando más la sensación de estar vivo
que la de convertirme o metamorfosearme en comida,
por muy sabrosa y exquisita que sea.
¿Somos lo que comemos? Rotundamente NO.
Comemos para SER.
¿Acaso comes cerdo para ser un cerdo? ¿Verdad que no?
Repito: No soy lo que como…Como para SER.
Entonces, ¿Por qué comemos? ¿Para qué comemos?
Comemos para mantener viva nuestra sensación de ser.
Comemos para mantener presente la sensación de estar vivos.
Comemos para sentirnos cómodos mientras transcurre la vida.
Exprésalo de cualquier manera, al reflexionar tropezarás con más dudas.
Si comes para nutrirte, si comes para alimentarte…
¿Qué es, eso que nutres? ¿Qué es eso que alimentas?
¿Tu cuerpo? ¿Sí?
Entonces, ¿Comes para alimentar tu cuerpo?
¿Y de qué te sirve nutrirlo, qué buscas?
En última instancia, como último propósito,
buscas alimentos para mantenerte vivo. ¿O no?
Sin embargo,
Tú No eres (sólo) tu cuerpo.
Tú usas un cuerpo.
Usas uno que consideras propio y personal,
el mismo que se te adjudicó sin quererlo ni pedirlo,
el mismo que no ha parado de cambiar,
ese mismo que no has dejado de alimentar.
Sí, una y otra vez,
día tras día,
te preocupas primero y ocupas después,
de saciarlo o deleitarlo
según el horario o la ocasión.
El objetivo es común para todos,
la intención siempre será mantenerlo útil.
Comes para continuar, pretendes seguir funcionando.
Alimentas tu cuerpo para que sea «sostén» de tu consciencia.
Esto es lo más importante.
La utilidad de tu cuerpo es mantenerte aquí presente.
Así pues, aliméntate conscientemente.
¿Qué quieres ser? ¿Qué comes para conseguirlo?
¿Qué quieres ser de mayor? ¿Qué dices comer para conseguirlo?
Tu cuerpo es de un sólo uso.
Sólo es un particular almacén de alimentos;
contiene piel, arterias, nervios, músculos, grasas, sangre, huesos, genes, recuerdos, historias…
contiene mogollón de mundos microscópicos que te ignoran,
contiene un largo etc. que se coordina rítmicamente
casi sin necesidad de tu intervención para funcionar.
Es un conjunto orgánico bien diseñado…
Sobre él se sustenta tu consciencia.
Es la consciencia quien usa,
gasta o derrocha y disfruta,
tirando día tras día de los recursos acumulados;
es ella quien consume tu almacén de alimentos.
Y con la consciencia presente aparece esa
bendita sensación que siempre acompaña:
La sensación de estar vivo.
Es la sensación más valiosa que posees,
es lo más importante,
sin ella eres nada.
Pero ¿Cómo ser consciente de lo que me llevo a la boca?
Es necesario presenciar con atención,
así es posible encontrar o descubrir,
continuando con el estudiar e investigar,
para luego poder aprender, entender,
explorar, experimentar,
y con suerte comprender…, llegar a asimilar,
finalmente dudar.
Merece todo esfuerzo que ocurra si ocurre,
ningún sabor te resultará indiferente,
participarás en todo momento,
y de repente se vuelve cristalino:
Te descubres como el ejemplo más veraz que conoces
en toda esta historia que crees liderar.
Disfruta de la comida,
busca y comparte la mejor,
recréate en cada oportunidad usando todos los sentidos y dones.
Presta atención,
es una suerte que el arte del buen comer se pueda entrenar,
cualquier guiso siempre podrá saber mejor.
La vida contiene un sinfín de gustos, sabores y deleites,
todos ellos,
alguna vez,
contienen el ingrediente sorpresa.
Estoy muy agradecido por tener que comer,
y agradecidísimo por la oportunidad de cocinar, de alimentar.
Me considero afortunado de vivir en las Islas Canarias,
aquí disfrutamos de todo y aún no he descubierto falte nada.
Este libro pretende ser una humilde muestra,
incompleta,
de recetas, letras y fotografías,
cocinadas a fuego lento,
aderezadas con abundante sal, pimienta, limón, mimos y amor,
inspirada en sabores y paisajes de nuestra región.
Ojalá entretenga y divierta tu paladar mental.
Yo no soy lo que como,
Yo como para SER…
… TÚ también.
Carlos Gamonal